30.5.11

El amor de mi vida: mi colchón.

Un par de zapatos, el vestido de graduación, una foto con el amor de tu vida, unos aretes, la lap, la tele, el cel y demás, son algunos ejemplos de los objetos más preciados para las personas en general. En mi caso, mi posesión más valiosa -para mí- es nada más y nada menos que MI COLCHÓN. 

¿Por qué mi colchón? Porque me conoce en todas mis facetas durante este año que hemos estado juntos (hace un año lo compré). Mi colchón ha estado conmigo en mis momentos más felices y los más tristes de este año. Todos mis sueños y pesadillas han sido cuando estoy dormida en él (y en ÉL también). Si por flojera no me dan ganas de ir a la escuela, mi colchón es mi cómplice fiel y me deja acostarme en él todo el día mientras el mundo cree que estaba enferma...o que soy una floja. También cuando estoy enferma realmente (léase: colitis, taquicardia), es mi colchón el único que soporta mis dolores o mi desesperación por no sentirme bien. Para mis momentos emo, nadie me consuela como mi colchón. Con su soporte ortopédico y su sensación de estar esponjoso justo en el punto necesario, me permite descansar hasta sentirme mejor (parece comercial, pero es realidad).

Lo cierto es que mi colchón me ha permitido tener muchos muchos momentos muy ricos, no sólo cuando descanso. Las carcajadas al ver mis series favoritas, las suelto en mi colchón; las llamadas por teléfono que me tienen entrada en el chisme, las hago acostada en mi colchón. También las largas platicadas en la noche con mis mejores amigas, pasan en mi colchón. 

Y obviamente no puedo omitir esos momentos enamorados, las visitas nocturnas o las tardes que pasamos abrazados él y yo en mi colchón. Si fuera humano y pudiera hablar, estaría padrísimo que hiciera un libro con nuestra historia. Meses de sonrisas, besos, abrazos y algo más que sólo pasaban cuando estábamos sobre él. Qué bonito es lo bonito, de verdad. Y no sería tan bonito si nuestro (sí, es tan suyo como mío) colchón no estuviera tan cómodísimo. Sí, leyeron bien. Mi colchón no es sólo mío. También es de él. Tiene bien ganado su lado de mi cama. Y es que qué rico cuando mi cama huele a nosotros. 


Soy agnóstica o tal vez un poco atea, pero mi colchón me hace creer en algo más. Pienso en mi colchón y pienso en descanso porque está riquísimo, es de esos colchones ortopédicos que son una bendición. Me hace creer que hay algo superpoderoso que se apiadó de los humanos y nos dio chance de tener dulces sueños en colchones tan pero tan cómodos...aunque después me doy cuenta que es una estupidez, entonces sigo sin creer. Y digo, no estuvo nada barato pero tampoco costó una fortuna. Con un poco de ahorro, casi cualquiera podría comprarse uno tan rico como el mío.

Por eso y más: 
Querido Colchón, eres el amor de mi vida.


Bisous,
M :*



___"Prefiero tu colchón. El mío está más grande, pero el tuyo está mejor". 



3 comentarios:

  1. ¡Yo también amo tu colchón!
    Amé esta entrada, de verdad. Buenaza.
    Btw, ¡ya dejate ver!

    ResponderEliminar
  2. Lo tengo que conocer, esto no es posible!!
    Suena tan maravilloso como mi edredón!, una experiencia mágica que parece inolvidable!

    ResponderEliminar
  3. hahaha :)
    Ya te tocará luego, Vivi. Algo me dice que tendremos muchas pedas juntas este semestre ;) hahah

    ResponderEliminar