13.11.11

No me callo. Exijo un México mejor.

Ando malita de mi país. Por eso hoy no escribiré cursilerías. 
Me cuesta mucho entender por qué estamos como estamos, si los mexicanos somos "gente de bien", como dirían por ahí. 
Me duele ver las injusticias ocurridas en mi México. Me duele enterarme de las innumerables balaceras a lo largo y ancho del país. Me duele tanta pobreza. Me duele tanta desigualdad. Pero sobre todo, me duele saber que en nuestro país vivimos con miedo. 

Sí. Vivimos con miedo. Qué "Vivir Mejor" ni qué mis nalgas. ¿Cómo podemos vivir mejor, sin miedo, si no se nos respeta ni la libertad de expresión? 

Vivimos en un México silenciado, en un México reprimido. Mientras en países como Egipto y Libia se gestan revoluciones en las redes sociales -especialmente en Twitter-, en nuestro país se encarcela a twitteros valientes. 
El Estado, consciente del poderío que las redes sociales le otorgan a los ciudadanos, se muestra temeroso ante las voces que se alzan en estos espacios públicos de la red. Resultado: detenciones injustas como la de Mario Flores Vargas (@mareoflores). Todavía no hay una respuesta clara al respecto, pero supuestamente elementos de la PGR detuvieron injustificadamente al joven twittero a causa de un tweet que se mofaba sobre la muerte de Mouriño y Blake Mora. Afortunadamente, el twittero ya dijo que se encuentra bien y que pronto aclarará lo sucedido. 
Pero no se trata de si está bien ya o no. Lo hecho, hecho está. No se vale tener autoridades en las cuales no podamos confiar. Y bueno, tal vez podría perdonarles un poco los problemas relacionados con el narcotráfico porque acepto que éste tiene una fuerza contra la cual resulta difícil luchar. Pero no velar por nuestra libertad de expresión, sí me parece una reverenda mamada. 
No es para nada justo reprimir a quienes se animan a alzar la voz. Debemos entender que como sociedad nos urge poder expresarnos libremente. 
Para lograr salvar a nuestro México, es necesario quitarnos el pinche velo de ignorancia. Debemos enterarnos de nuestra realidad, de los problemas que aquejan a nuestro país. "Ojos que no ven, corazón que no siente". Pueblo que no se entera, pueblo que no se queja.
Además, tenemos como pueblo una necesidad muy grande: la necesidad de poder opinar. No nos pueden silenciar; mucho menos en las redes sociales. Hay que tomar en cuenta la fuerza de un tweet o de un post en Facebook. Estas aparentemente pequeñas acciones, tienen el poder de llegar a millones de personas de manera instantánea, y a medida que van siendo compartidas y publicadas por más personas, la audiencia es cada vez mayor y con ello el impacto de lo que publiquemos aumenta considerablemente. 
Casos como el de @mareoflores nos deben servir para darnos cuenta de lo que puede llegar a hacer el Estado con tal de no perder el control; con tal de silenciar esas voces que pueden mover masas para sacar a las autoridades de su zona de confort. El comentario de este twittero no fue nada grave, pero su presunta detención podría funcionar muy bien como escarmiento para la sociedad en general. Es así como a la mayoría de la gente le da miedo hablar. 

Y es que obviamente da miedo vivir en un México como el de hoy. Eso no se puede negar. No somos insensibles como para no temer por nuestro bienestar y el de nuestros allegados ante semejante situación que vivimos hoy en territorio Mexicano. Sin embargo, es necesario sacudirnos ese miedo y animarnos a alzar la voz. Quedarnos temerosos y callados ante situaciones como ésta, únicamente empodera todavía más a las autoridades en su lucha por mantener el control sobre la opinión pública. Y eso no nos conviene si lo que pretendemos es vivir mejor. 
Recordemos que somos más quienes queremos un cambio. Somos más los buenos que los malos. Es cuestión de usar inteligentemente las herramientas otorgadas por las redes sociales y los demás medios de comunicación. Entre más grande sea la bola, más difícil resulta desbaratarla. Hagamos todos juntos una bola tan enorme que no la pueda detener nadie. 

Exigir un México más libre no es andar de peleoneros ni de grilleros. Exigir un México mejor, es nuestro derecho y también nuestra obligación.  Y no sé ustedes, pero a mí me molesta muchísimo que no se me respete una libertad tan básica como la libertad de expresión. Por eso no me callo. Y así como escribo cursilerías, también me puedo poner seria y exigir el cambio que merecemos como sociedad, como lo hago hoy.

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