26.2.11

Desnudez.






"No enciendas las luces, que tengo desnudos el alma y el cuerpo".
Alejandro Sanz. 

La desnudez no es necesariamente lo mismo a estar sin ropa, a estar bichi (como diría yo). Puedes despojarte de tu ropa pero seguir sin desnudarte pues para hacerlo debemos despojarnos también de todo lo demás. Como dice Arjona, "pon tus complejos junto de tu ropa"; no basta con sólo quitarnos la ropa. También debemos quitarnos lo que traemos puesto por dentro, aquello que no nos deja ser libres de sentirnos cómodos con nuestro propio cuerpo aún cuando nada lo cubra. 

Táchenme de loca si quieren, pero todos deberíamos tener la capacidad de sentirnos lo suficientemente libres para animarnos a despojarnos de todo y desnudarnos. No sólo bicharnos, sino desnudarnos, encontrarnos disfrutando de lo que somos, a tal grado de que no tengamos que cubrirnos con pedazos de tela. 
Y es que no hay nada mejor que andar bichi por la vida. Es una sensación de libertad increíble sentir el aire en tu cuerpo, la gravedad haciendo efecto al no tener nada que te apriete ni mucho menos. 

Desnudarnos es mostrarnos tal y como somos. Sin prejuicios, sin ataduras, sin complejos. Sólo nuestro cuerpo y nuestro sentir. Es por eso que a veces resulta tan difícil desnudarnos frente a los demás. Puede que se nos facilite bicharnos enfrente de la gente, pero no con todos nos desnudamos. Sólo cuando la persona que está con nosotros se ha ganado a pulso tu cariño y confianza, tu desnudez resulta evidente y en ocasiones inevitable, incluso aunque traigas ropa puesta. Aquí aplica la frase de Joaquín Sabina "Por mucho que me duela debo admitir que otras me ven sin ropa y tú desnudo". Que alguien sea capaz de vete desnudo, no es nada sencillo pues implica que ve en ti mucho más de lo que muestras con tu cuerpo. Y eso da miedo. 

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