Mi miedo más grande en la vida, es pasar desapercibida. Vivir sin vivir, sin dejar huella en alguien más. No le tengo miedo a la muerte, pero sí se me hace un hoyo en la panza cada vez que pienso en no tener una vida bien vivida.
Yo digo que esta vida hay que vivirla como se debe, porque como dice la canción, "yo no sé mañana". No tiene chiste pasar nuestros días planeando y planeando y trabajando para el futuro, porque en realidad nadie ni nada nos asegura que tendremos mañana. Por eso yo digo que debemos disfrutar. Yo digo que estamos aquí para vivir, lo cual implica enamorarnos, desenamorarnos, cantar, reír a carcajadas, tirar miradas coquetonas, comer hasta sentir que vamos a reventar y dormir sin poner despertador. Estamos aquí para equivocarnos, para ganar y perder, para ver películas y series que nos hagan llorar, reír o gritar como si fueran reales; para emocionarnos cuando vemos el carro de quien nos gusta, quedarnos encantados cuando dejan su perfume en nuestra cama y también para querer tirarle huevos a ese carro y lavar en friega las sábanas para quitarles su perfume.
Porque siendo honestos, eso de vivir la vida color de rosa, apenas en los cuentos de hadas o de niñas ricas que todo el mundo han vivido en una burbuja. La vida es como es y no por eso no deja de ser una chulada. "Todo depende del cristal con que se mira", como dirían por ahí (odio decir "mira", pero pues aplica esta vez). El chiste es que nos animemos a vivir, a aceptar las cosas como son y aprender de ellas, tanto de lo bueno como de lo malo. Se vale de vez en cuando estar de malas, mentar madres y desear que las cosas fueran distintas. Se vale criticar, renegar y discutir. El punto es que de todas esas cosas que no nos gustan, saquemos algo de provecho, algo que nos acerque más a la felicidad, a ser mejores personas. El punto es poder ser amigos de nuestras ex parejas después de muchos pleitos, de muchas borracheras y de mucha chilladera. El punto es poder perdonar y aceptar que no todos somos iguales pero cada quien, a su manera, nos guste o no, deja un granito de arena en nuestro camino a ser quienes somos, así que hay que saber elegir bien qué tipo de arena queremos para nuestra playa. Porque pues "pa' fuera lo que no sirve" y pa'dentro lo que es bueno (con y sin albur).
Creo que esta vida es un ratito y hay que saberla vivir. De manera responsable pero sin perder la chispa, esta vida es para la gozadera. Por eso yo digo YOLO. No ese YOLO pendejo de "haz lo que quieras porque equis" ni esas cosas muy de adolescentes (ansory pero ya a los 22 uno está más al lado de ser adulto que de ser morrillo), sino hablo de esas ganas que debemos tener para hacer lo que se nos antoje. Y más que las ganas, el valor de hacerlo; los huevos, pues. Si quieres viajar, viaja. Si quieres andar de zorra, pues anda de zorra. Si quieres encerrarte un día a ver series y no saber del mundo, pues hazlo. Lo importante es atrevernos a hacer lo que nos hace felices, por el simple hecho de vivir.
Una persona feliz es una persona con buena vibra. Como la buena vibra se contagia, ser feliz es, en mi opinión, la mejor forma de dejar huella en los demás. Suena muy ridículo y trillado, pero estoy convencida de que la felicidad está ahí bien cerquita de todos pero muchos volteamos demasiado arriba o demasiado abajo como para alcanzarla.
En lo personal, puedo decir con una sonrisota en la cara, que soy bien feliz, que estoy en paz conmigo, con los míos y con los no tan míos. Puedo decir que estoy muy a gusto conmigo misma, que disfruto mucho mis ratos de soledad pero también disfruto estar con mis amigos. Estoy en una etapa de mi vida en la cual simplemente vivo y lo disfruto. Porque me queda un semestre para graduarme y al voltear atrás veo mi yo de hace 5 años y me doy cuenta que soy totalmente otra persona, una persona más plena. Y es una chulada estar donde estoy ahorita porque he aprendido que los buenos amigos son pocos pero buenos y hay que mimarlos mucho, que los amores van y vienen, que somos el reflejo de nuestra familia, que debemos dedicarnos a lo que nos apasiona y que es cierto eso de que los fracasos nos hacen más fuertes. Pero mi aprendizaje más importante ha sido que nadie en el mundo es tan importante como yo y que ser egoísta a veces es necesario con tal de consentirme como se debe, porque al final de cuentas, soy quien siempre va a estar presente en mi camino, en las buenas y en las malas. Sin mí no hay yo, sin cuidarme no vivo y si no vivo pues no disfruto. Por eso me quiero mucho y me mimo más, pa' ser feliz por mi cuenta y así dejar huella en los demás.